jueves, 10 de enero de 2013

Capítulo 56

Bueno, lectores y lectoras, hoy, 11 de enero de 2013, esta blog cumple un año y había pensado hacer algo especial, bueno, en realidad había pensado en hacer capítulo diferente, más largo. Este capítulo estará entero narrado por Lucas, por si hay dudas.
Espero que os guste, y bueno, prefiero que leáis este capítulo con estas canciones, en este orden.
http://www.youtube.com/watch?v=2sRM39rHoB8
http://www.youtube.com/watch?v=WXaXKS7kofM
http://www.youtube.com/watch?v=ML_-d-UFOkg
http://www.youtube.com/watch?v=fwK7ggA3-bU
http://www.youtube.com/watch?v=HqWlUiYwhwg
Gracias a todos los que han estado ahí desde el principio, dándome apoyos, dejando comentarios. La gente que me paraba por los pasillos y me decía que si, que siguiera. Quería dar gracias a todos y sobre todo a las personas que me han inspirado a escribirla, en concreto a Natalia, ella a sido la que me ha apoyado, me pedía que siguiera, que escribiera más a menudo ya que yo, cuando escribo, siempre estoy de buen humor.
De verdad que sois muy especiales para mi, y aun que la mayoría ni si quiera se como os llamáis  gracias, de verdad.
Aquí os dejo con este capítulo, espero que os guste y no dejéis de comentar, y mucho menos de leer.
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En cuanto me senté en aquel avión me senté, puse mi Ipod en marcha y me despejé por completo.
De nuevo, empecé a recordar cada momento que había vivido junto a ella, ya que era lo que me sacaba una sonrisa cada día, lo que me daba fuerzas para seguir. Esta vez empecé desde el principio.


                                                         ~10-9-16~

Todavía no creía que nos fuéramos a mudar a aquella casa. Estaba recién construida ya que nuestros padres habían invertido demasiado tiempo en que estuviera lista. Era una casa grande, blanca y con grades ventanales, era una pequeña mansión más que un gran chalet.
La miré sonriente, este ría nuestro hogar a partir de ahora, los dos primos, casi hermanos, inseparables prácticamente  vivirían allí a partir de ahora.
Los dos teníamos como mínimo unas 5 o 6 maletas. No quedaba nada en nuestra casa de Inglaterra  menos mal por que si no Amanda las abría quemado todas por el simple hecho de habernos ido de aquel infierno.
-Por fin lo hemos conseguido-Mark miraba con una sonrisa amplia hacia la casa-, por fin salimos de allí.
Yo no dije nada, solo disfruté de pasar unos segundos junto el así  en silencio, mirando lo que podría ser lo mejor de nuestras vidas, pero estaba equivocado, lo mejor pronto vendría.
Cuando entramos a aquella nos quedamos fascinados  mirábamos cada mueble, cada detalle, con el máximo detenimiento mientras que unos cuantos sirvientes o "pingüinos", así los denominaba Mark, subían por las escaleras con maletas de todo tipo.
Cuando entré en la cocina y vi un reloj enorme, y comprobé si estaba bien la hora, y si, eran exactamente las 10 de la noche.
 En cuanto se fueron los sirvientes, empezamos a prepararnos la cena, era demasiado tarde como para seguir inspeccionando la casa y mañana, por desgracia, empezaba nuestro último año de instituto.
Empezábamos segundo de bachillerato. En Inglaterra estábamos en uno de alto nivel, bueno, yo lo estaba, Mark no iba casi nunca a clase pero aun así pasaba de curso gracias al dinero extra que pagaban sus padres a aquel instituto.
Este, estaba más que seguro, que no tendría ni un cuarto del nivel académico que el de allí, pero eso me importaba bien poco, con tal de escapar de allí.
-Esta casa es demasiado grande-Dijo Mark con una sonrisa mientras se llevaba uno de los macarrones pre-calentados que teníamos por cena-, habrá que llenarla.
-No seas cerdo-Le tiré la servilleta-, aun que tienes razón.
Empezamos a reírnos a carcajadas, me encantaban esos momentos ya que eran junto a mi mejor amigo. Eramos inseparables, y lo mejor de todo es que no nos parecíamos en nada, solo en la forma del cuerpo y la forma de la nariz y ojos, ya que viene de familia, pero por lo demás, eramos diferentes totalmente.
Terminamos de cenar y los dos nos fuimos a nuestra respectivas habitaciones. Cuando entré en la mía no me  imaginé todas las cosas que viviría en aquella habitación, todavía era un ignorante.
Me tiré de espaldas a la cama con los brazos abiertos y sin poder evitarlo, a los 5 minutos ya estaba profundamente dormido.

Mi despertador sonó justamente a la hora programada, peor yo me adelanté a el unos cinco minutos, a si que aproveché y me fui a preparar el desayuno. En realidad no hice gran cosa, solo 2 tazas de café mas una tostada para cada uno.
Lo dejé todo perfectamente colocado en la mesa de la cocina y subí a despertar a Mark.
-¡Mark que son las 8 y media ya!
-¡¿QUEEEEEE?!-Se revolvió entre las sábanas bastante asustado- ¡ES IMPOSIBLE!
-Era broma, son las 7.
-¡Gilipollas!-Me tiró un cojín que yo esquivé con facilidad-¡Vaya susto me has dado!
-Venga, baja a desayunar.
El me gruñó y se dio media vuelta para envolverse entre sus sábanas. Me encogí de hombros y salí de aquella habitación para bajar a desayunar.
Me lo terminé todo justo cuando Mark bajaba por las escaleras, a las 7 y media, menos mal que baja vestido.
-Da gracias a que he sabia encontrar la ropa-Me dijo mientras se rascaba la cabeza y empezaba a devorar su tostada-.
-Recoge después de que termines.
-Si, mamá-Me dijo con tono burlón-.
Subí las escaleras mientras me reía a carcajadas, no se como me hacía para animarme siempre todas las mañanas.
Cuando llegué a la segunda planta me perdí, no sabia donde estaba mi habitación. Fui abriendo puerta por puerta hasta que encontré la mía  En cuanto entré empecé a revolver mis maletas, no encontraba nada con lo que estuviera cómodo, hasta que por fin encontré una camiseta de tirantes con una foto de Wiz Khalifa, me puse los vaqueros con los que había llegado a la casa ayer y unas vans negras, mis favoritas. Después empecé a buscar como loco la maleta donde había metido mis gorros, me encantaban los gorros ¿Por qué? Ni idea.
Al final fue la última en la que busqué y saqué mi favorito, el negro. Me miré en el inmenso espejo que había a un lateral de la habitación.
-¡Lucas son menos cuarto!
Sin pensármelo dos veces cogí una mochila que había traído de equipaje de mano, la vacié encima de la cama y salí corriendo hacia la puerta.
-¿Por qué llevas mochila?-Me preguntó Mark al salir de la casa.
-Hoy dan los libros.
El resopló y empezamos a andar, a  cada paso yo me perdía más. Teníamos que estar a las 8 y media en aquel instituto y no teníamos ni idea de donde estaba, un gran fallo por mi parte. Cuando giramos una calle vimos a un chaval de nuestra edad, gracias a dios, el nos podría guiar hasta el instituto.
-Hola, me llamo Lucas-Le dije mientras le extendía una mano, el me la estrechó con fuerza-. Y el es Mark.
-¡Vaya ingleses!-Era un chico realmente agradable, el también tenia un acento bastante inglés, pero más del sur-.Yo soy Jhon.
-¿Te podemos acompañar hasta el instituto? Es que no tenemos ni idea de donde esta.
-¡Claro! Será un placer.
Emprendimos la marcha, el chaval nos contó que el hacia también pocos días que se había instalado aquí pero que conocía este sitio gracias a un amigo que vive aquí.
Hablamos durante todo el trayecto y llegamos a las 8 y treinta y uno a la puerta del instituto.
-Tenemos que ir al aula 38.
Nunca pensé que al abrir aquella puerta, la del aula 38, me cambiaría la vida por completo. Al entrar había alguien que llamaba toda mi atención, era una chica con el pelo moreno, y sus ojos marrones oscuros brillaban por si solos. Para los demás abría sido una chica corriente, del montón, pero para mi no, fue un flechazo.
Me fijé en que Mark miraba a la chica del pelo negro que tenia al lado, era bastante atractiva pero aquella chica, dios, era impresionante el simple hecho de contemplarla. En aquel momento no tenias idea de todas las cosas que pasaríamos juntos a partir de ese momento, a partir de ese flechazo.
-Hola chicas-Intenté parecer lo más cordial posible aun que se me saltaban los ojos con tan solo verla-.
Aparté a regañadientes los ojos de ella para mirar al resto de la clase, pero nada se comparaba con ella. Después miré al profesor, tenia pinta de ser el hombre más aburrido del mundo.
-¡Dejar de chismorrear chicas!-El señor las regañó y ellas estallaron en carcajadas, menos ella, ella tenia mirada de culpabilidad en los ojos-.Voy a pasar lista.
La chica del pelo negro le susurró algo y ella se rió.
-Minia Rodriguez.
-Presentes.
-Natalia González.
-¡Presente!-Gritó la chica del pelo negro, después miré a Mark, estaba completamente embobado mirándola.
-Marcos Owen ¿Se pronuncia así?
-Si, así es-Mark todavía seguía embobado, pero pudo contestar correctamente-.
-Lucas Owen.
-¡Aquí!-Entonces me miró, se me quedó mirando unos segundos. Se me aceleró el corazón solo de pensarlo.
Siguieron diciendo nombres un buen rato hasta que la tocó a ella.
-Clara Mateos.
-¡Presente!-Dios, que voz más bonita. Su nombre se me quedó grabado a fuego en la mente.
-Marina Lamas-Aquella chica del pelo rizado dejó de mirar a Jhon durante unos segundo para contestar, estaba realmente perdida mirándole-.
-Natalia Perez.
-No está-Contestó Clara, me ruboricé con tan solo oír su voz-, no ha venido.
-Y por último Jhonathan Martín.
-Aquí-Contestó Jhon-.
-Bueno, podéis hablar y esas cosas que hagáis los jóvenes-Dijo el profesor cogiendo el periódico y poniendo los pies encima de la mesa-.
Un alumno preguntó alguna duda pero no presté atención ya que toda mi atención la tenia ella. La miraba fijamente y ella lo notó, se giró para mirarme y nos quedamos así, mirándonos. Entonces intenté no reírme ya que era un juego que jugábamos mucho Mark y yo en casa, pero no aguanté mucho y solté una carcajada.
-You win-Solté en inglés sin querer, estaba demasiado nervioso-.
Ella se me quedó mirando con una sonrisa hasta que llamaron a la puerta.
-¿Se puede?-Era una chica con una cara bastante simpática.
-Pasa, ¿Eras Natalia Perez?
-La misma-Lo dijo de una forma tan natural que me arrancó una sonrisa de los labios, sin conocerla ya me caía bien-.
La chica se nos quedó mirando y de pronto Clara empezó a hablar más alto de lo normal.
-Pues son, Lucas Owen-Levanté la mano ya que ella me señalaba con la cabeza-, Marcos Owen-El simplemente levantó la cabeza- y Jhonathan Martín.
-Hola, pero prefiero que me llaméis Jony o Jhon, queda más profesional-Las cuatro chicas rieron a la vez, pero Clara se veía feliz, más que las demás-.
Pero de pronto toda esa felicidad se esfumó de su cara al escuchar decir algo a la chica que había entrado, parecía grave ya que todas se quedaron serias.
Toda esa tensión terminó cuando Mark empezó a hablar con ellas, aun que principalmente se dirigía a la chica del pelo negro, Natalia creo que se llamaba.
Al final sonó el timbre y todos volvimos a casa, Jhon se vino a la nuestra, queríamos conocerle mejor y pensé que si estaba el en casa no parecería tan grande.
Pensé que pasaríamos la tarde jugando a la PlayStation o cosas parecidas. Pero no, Jhon nos ayudó a desempaquetar todas nuestras maletas, no se como acabamos haciendo aquello pero Jhon parecía divertirse.
Al final Jhon se fue a las diez a casa, y nosotros ni si quiera cenamos antes de irnos a la cama.

Llevaba una semana intentando conseguir el número de Clara, hasta que por fin un amigo de Jhon me lo pasó, era amigo de Clara y claro, obviamente lo tenía.
Guardé su número en mi agenda y miré la pantalla durante más de un minuto, o eso me pareció a mi. Quería llamarla, pero no me atrevía.
-¡Dios mio Lucas!-Mark acababa de entrar a la cocina- ¡ Llámala ya!
-Voy, voy, ¡VOY!
Y sin pensarlo 2 veces más le dí a llamar. Sonaron tres pitidos y de pronto descolgaron, el corazón de dio un vuelco.
-¿Si?
-Hola Clara-Miré la mano que tenía libre, estaba temblando-.
-¿Lucas?-Parecía sorprendida.
-Si, el mismo.
-¿Como es que tienes mi número?
-Tengo contactos-Dije demasiado brusco, me arrepentí al instante-.
-Oh... Bueno ¿ Querías algo?
-Si, bueno, aparte de oír tu voz me preguntaba...
-¿Si?
-¿Quieres quedar mañana?-Dije de golpe, me costó una barbaridad.
-Claro, ¿Por qué no?
-¡¿Enserio?!-Estaba realmente nervioso- Vale, pues entonces mañana a las 6:30 en... en el parque de enfrente del instituto.
-Me parece bien
-Bueno pues, allí te espero. Adiós.
-Adiós.
Me quedé mirando el teléfono un par de segundos, no podía creer lo que acababa de hacer, estaba demasiado feliz, demasiado todo, tanto que empecé a gritar y saltar por toda la cocina. Y así pasé el día, intentando pensar en lo que haríamos, en lo que diría, en como reaccionaría. Cosas de esas, que de tanto pensarlas me quedé dormido.

Me levanté a las 12 de la mañana, algo inusual en mi, siempre e levanto sobre las 3 de la tarde, pero puede que el motivo fuera simplemente lo nervioso que estaba.
Para despejarme me dirigí a una pequeña sala que teníamos en la sala, era como una especie de gimnasio. Cogí mi Ipod, me puse los cascos y empecé a correr en la cinta hasta que la tripa empezó a pedirme comida.
Pasé a la cocina con los cascos todavía puesto. Mark estaba ahí sentado leyendo un libro, algo bastante extraño en el. Empezó a mover los labios hacia mi dirección, yo señalé mis orejas pero el me hizo un gesto para que me los quitara.
-¿Que pasa?-Odiaba que me interrumpieran mientras tenia los cascos puestos.
-Están aquí nuestras madres, aquí justo no, pero en España si. Tenemos que ir a comer con ellas.
-¡¿Que?! ¡TENGO LA CITA CON CLARA!
-¿Y que quieres que le haga? Han venido, ya sabes que no puedes desobedecer.
-Ya lo se, pero justo hoy...
-Vamos, ve a vestirte. Vendrán a por nosotros en media hora.
-Joder, anda que avisas antes, sabes que tardo muchísimo en ducharme.
Mark se encogió de hombros y bajó la vista a su libro. ¿Que estaría leyendo? Sentía curiosidad.
-¿Que lees?
-Diarios antiguos-De pronto me fijé que había un par más a su derecha-, los encontré en una de mis cajas.
Levanté las cejas en modo de asombro y después me fui directo a la ducha. En cuanto sentí el agua caer por mi espalda me olvidé de todo, dejé de pensar. Aquellos momentos me relajaban por completo, tanto que una vez que quedé dormido.
Salí de la ducha con una toalla alrededor de la cintura y justo al salir del pasillo, una de las chicas más guapa que había conocido, Charlotte traía un vestido que mostraba parte de sus piernas doradas por el sol. Su pelo rubio casi blanco, su sonrisa podría arreglar a cualquiera el día. Y de pronto la toalla que rodeaba mi cintura calló al suelo, intenté taparme lo antes posible pero ella ya me había visto todo.
-Se te ha visto el pajarito Lucas-Charlotte se burló de mi y después me dio una fuerte abrazo-, como si no te lo hubiera visto todo ya.
-¡Que por mucho que seas mi tía no significa que no tengas la misma edad que yo!
-¡Tengo una año más!-Me revolvió el pelo-Venga, que te seco el pelo, pero antes ponte la ropa.
Yo la hice caso, a los cinco minutos ya tenia a Charlotte encima mía con un secador en la mano.
Solo había venido ella a buscarnos, y salimos de la casa justamente a las 3 y media. Mi madre y mi tía estaban en un restaurante de Madrid. De camino allí le conté a Charlotte sobre Clara, al igual que Mark la contó sobre Natalia. Hablamos todo el camino, aquella chica era única.
Cuando llegamos al restaurante nuestras madres esperaban en una mesa con 3 asientos libres.
-Hola mamá-Dijimos los dos a la vez y cada uno abrazó a su respectiva madre-.
Ellas simplemente nos respondieron con su abrazo. Hablamos durante toda la cena, estaban muy contentas de que hayamos salido de allí, a ellas tampoco les gusta ese lugar. Mi madre era adivina, o algo por el estilo, nunca lo he sabido. De pronto su rollo de adivinación empezó, me cogió la mano y cerró los ojos.
-Debes besar a esa chica-¿Estaba hablando de Clara? ¡¿Como lo sabía?!-, será tu primer y único amor en esta vida. Y es mucho más importante de lo que crees, ella es especial, demasiado.
Me quedé mirándola unos segundos antes de apartar la mano bruscamente.
-¡¿Como lo sabes?!
Cuando volvió en si ni se molestó en contestar. El resto de la comida se volvió incómoda, por lo menos desde mi punto de vista. Cuando miré el reloj casi me da algo.
-¡¿Son las seis y cuarto?!
-Si, hijo, corre, te dejo marchar. Hay un chófer fuera.
-¡Gracias mamá!-Le dí un beso en la mejilla y me despedí de mis tías-¡Desearme suerte!
Salí corriendo de ese restaurante, todo el mundo se me quedó mirando pero la verdad es que solo podía pensar en ella, en no llegar tarde. Le di un par de voces al señor que había en el capó de un coche de mi familia. Cada vez era más tarde, y media, menos cuarto, hasta que por fin, a las 7 y cinco entramos a Alovera y en cuanto llegué al parque la vi, estaba yéndose ya, había esperado más de media hora. Lo único que se me ocurrió fue cogerla del brazo y tirar de ella para poder tenerla entre mis brazos. Le pasé mis manos por la espalda, disfrutando de la textura, tenía los cascos puestos y se los quitó con cuidado. Cada vez tenía más ganas de besarla, pero todavía no.

-Hello-Dije nervioso, sin evitar me acerqué un poco más a ella-.
-Ho... Hola-Estaba tan mona nerviosa-.
-Lo... Siento, no he podido venir antes, tenia un asunto pendiente.
-No pasa nada.
-Pero ya te ibas...
-Porque llevo aquí pues... 20 minutos.
-Lo siento.
Madre mía, era demasiado tiempo. Se sentó en un banco y yo con ella. Estuvimos hablando una hora, andando que aquí para allá, fue fantástico.

-Me tengo que ir-Me dijo poniendo cara triste-.
-Te acompaño a casa, no quiero que vallas sola.
-Está hay mismo.
-Me da igual, quiero acompañarte-Quería estar con ella más rato-.
Le sonreí y empezamos a andar, de pronto la cogí la mano y me miró a los ojos, yo me sonrojé, obviamente.

-Oye, ¿A tu amiga Natalia le... le llama la atención Mark?
-¿Mark?
-Si, mi primo.
-A Mark... si, bastante ¿Por?
-No por nada.
-¿No me digas que le gusta Natalia?
-Bueno, puede.
Soltó una carcajada y detrás de ella vinieron muchísimas más. Al final llegamos a su casa y volví a tirar de ella para dejarla entre mis brazos.
-Esto acostumbrándome a esto.
Entonces nos fuimos acercando más y más hasta que nuestra narices se tocaron, cerramos ambos los ojos y nos dimos un beso de esquimal. Se quedó parado durante un segundo hasta que finalmente nuestro labios se juntaron. Al principio solo era presión hasta que nuestros labios empezaron a moverse muy lentamente pero cada vez con más pasión. Estuvimos como 10 segundos sintiendo nuestros labios hasta que lentamente fuimos separándonos todavía con los ojos cerrados. Me quedé con los ojos cerrados un buen rato hasta que ella me dio un pequeño beso.
-Adiós-Me dijo todavía abrazada a mi-.
-Bye-Dije sin querer en inglés-.
Ella se separó de mi lentamente y empezó a andar hacia su casa. Cuando llegó a su puerta, se giró una última vez y me sonrió. mi madre tenía razón, era el amor de mi vida.

                                                           .......

-Lucas...-Natalia me zarandeaba- ¡Lucas! ¡Ya hemos llegado!
-¿Que?-Dije todavía aturdido, al final me había quedado dormido- Ah si, voy.
Natalia se fue y yo me levanté de mi asiento, pero antes de irme me quedé observándolo y le di las gracias en silencio por haberme hecho recordar de nuevo el momento en el que empezó todo, donde mi amor por ella empezó a crecer.


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