domingo, 10 de marzo de 2013

Capítulo 59

-¿Hola?-Fue lo único que pude decir antes de quedarme sin habla, no estaba en ningún lado.
Ya no sentía el metálico sabor de la sangre por la garganta, ni como se me cerraban los pulmones, y lo peor de todo, notar como se me paraba el corazón.
Todo lo que me rodeaba era blanco, no había nada más aparte de mi, pero de pronto la imagen más hermosa que había visto en mi vida apareció delante de mi.
-Hola hermosa-Su dulce voz me calmó pro completo, dejándome completamente paralizada-, ¿Sabes quien soy?
-Helena, Helena de Troya-Dije sin pensar, no sabia quien era, en la vida la había visto-.
-Correcto-Yo me quedé patidifusa, ¿Como era posible?-. Cariño-Me cogió la mano con suma delicadeza-, ahora... ahora serás uno de nosotros y prométeme que los usarás bien, con responsabilidad.
-Pero yo...
-Espera, no tenemos mucho tiempo. Ahora despertarás y serás más fuerte que todos los que te rodeen, pero contrólate, inténtalo con todas tus fuerzas y sobre todo, no olvides a quien amas.
-¿Que?-De pronto empezó a desvanecerse, ¿O era yo?-¡Espera!
-Se fuerte-Y entonces, desapareció-.
Noté como poco a poco mi cuerpo comenzaba a funcionar de nuevo. Primero el cerebro, mis pensamientos empezaron a sonar en mi cabeza, después el corazón, los pulmones se expandieron y por fin empecé a sentir, a oír y lo que oía no me gustaba, nada. Llantos, tos y respiraciones forzadas, todo se oía a la perfección. Abrí los ojos y lo primero que vi fue un techo de madera de roble muy bien construido, después me miré y llevaba un vestido de gala, me levanté de golpe y los sollozos y respiraciones cesaron. Algunas personas gritaron, otras se quedaron petrificadas y una de ellas, mi madre, cayó desmayada al suelo. De pronto visualicé a Lucas.
-¡Clara!-Vino corriendo hacia mi y me abrazó-¡No, no puede ser! ¡ESTABAS MUERTA!-Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas y yo no pude contener las ganas de besarle, pero esta vez fue un beso con miles de sentimientos más, más sensaciones, más placer.
Todos nos miraban y me levanté de aquel horrible ataúd, estábamos en mi velatorio y todo el mundo me miraba, asustado.
-¿Que trola has contado?-Lucas ya no lloraba pero me abrazaba contra el con fuerza.
-Te encontramos muerta en la cama-Me aclaré la garganta antes de comenzar a hablar, mi madre ya estaba despierta y ahora lloraba-.
-Quiero que olvidéis todo esto, nunca ha ocurrido-Dije con las manos extendidas hacia delante concentrándome en cada uno de ellos, menos en los únicos que sabían la verdad-, ahora, todos saldréis por la puerta, os iréis a casa y mañana sonreiréis nada más levantaros.
Todos me miraban y me di cuenta de que estaban allí Lucia y Marina, pero no podía permitirme que supieran todo esto, era demasiado. Todos asintieron a la vez y comenzaron a incorporarse mientras que Lucas y los demás me miraron atónitos pero yo no quise decir nada hasta que no saliéramos de aquel sitio.
Cuando salimos a la calle cogí de la mano a Lucas y lo supe, supe que podía volar. Me concentré en cada una de mis células y al segundo ya estábamos a kilómetros de allí, ascendíamos en el aire.
-¡Clara! T-tu... ¿Que eres?
-Uno de vosotros-Le dije con una sonrisa-, lo soy y... y no me lo creo.
-Oh dios mío, eres... como yo-De pronto me abrazó y empezamos a besarnos, cada vez con más y más intensidad hasta que perdí un poco el equilibrio, me estaba desconcentrando-.
-Espera-Le paré-, aquí no, podríamos caer...
-Cuéntame lo que a pasado en estos 3 días que no estás aquí.
-¡¿Tres días?! ¡Pero si han sido 2 minutos!
-No Clara, han sido 3 días.
-No puede ser...
-¡Clara!
-Yo.. bueno, estaba  todo blanco hasta que apareció la chica más guapa que he visto en mi vida, me dijo que era Helena de Troya, bueno en realidad lo dije yo, y bueno, me dijo que ya era uno de vosotros y ya está. Que me controlara y que tuviera claro a quien amaba de verdad. A sido muy extraño Lucas, pero yo... yo...-De pronto empecé a marearme y empecé a caer, Lucas consiguió agarrarme y conseguí volver a volar hasta casa-.


Volvimos a casa callados, nada se escuchaba, tal era el shock que a veces se me olvidaba parpadear y se me secaban los ojos. Entramos a casa como almas en pena y en cuanto nos sentamos en el sofá Paula gritó, así, sin más.
-¡¿Que coño haces?!-Dijo Arsen mientras la tapaba la boca-¡ Cállate ya!
-Perdón, es que antes no he podido...
-Está viva...-Dijo Mark mientras se llevaba una mano a la frente, de pronto me giré y vi por el cristal como los dos aterrizaban en el jardín a la vez, totalmente sincronizados, los dos sonreían felices y me contagié-.
-Está viva y vuela, es un dato importante-Mientras, la puerta del jardín se abría, dejando paso a las dos personas que hace un momento estaban volando en cualquier parte del mundo.
-Hola-Dijo Clara demasiado seria, algo había cambiado-.
Paula salió corriendo a abrazarla y Clara la correspondió con una cálida sonrisa y un abrazo. Hizo lo mismo con todos y después nos explicó todo, pero yo no creía que en esos pocos segundos hubieran pasado más de tres días, y aparte, los 3 días más largos de mi vida, aparte de los peores.
-Y entonces desperté.
-¿Pero como puede ser eso? ¿Como es que puedes controlarlos?
-No lo sé, actué sin pensar.
-Esto es alucinante-Mark pensaba en silencio mientras que Paula sonreía hacia Clara-.
De repente alguien llamó a la puerta y Lucas fue a abrir, todos los quedamos en silencio hasta que Lucas gritó.
-¡¿QUE COÑO HACES AQUÍ?! ¡FUERA DE MI CASA!
Clara al segundo desapareció de la habitación y les calló a los dos. El chico que había entrado la abrazó con fuerza a Clara mientras que una lágrima le cayó por la mejilla.
-¡Pensé que estabas muerta!-Kit estaba muy nervioso y le temblaba la voz, parecía mentira que un tío tan fuerte y atractivo pudiera estar en ese estado de debilidad- Te he echado mucho de menos sabes, es que te cogí mucho cariño y...
-¡De cariño nada!-Lucas gritó mientras se acercaba otro paso, pero Clara le disparó una mirada y el se quedó en su sitio, sumiso.
-Yo... Bueno, ahora estoy diferente-De repente Clara empezó a emitir una luz tenue y la mano de Kit se congeló en unos segundos, el la miró atónito-. Espera-Clara cogió su mano helada y la puso a unos pocos centímetros de la suya y de repente, una pequeña llama apareció en su mano derritiendo el hielo que ella misma había producido-.
Nadie decía nada, solo observábamos sorprendidos lo que la pequeña Clara podía hacer, crear. Kit se separó unos pasos de ella y después la volvió a abrazar, la susurró algo, algo que mi oído humano no pudo llegar a escuchar, después, desapareció en una milésima de segundo.
-Clara, ¿Que se supone que puedes hacer?-Lucas fue el valiente que se atrevió a contestar.
-¡Lo que quiera!-Clara parecía entusiasmada-¡Puedo hacer todo lo que piense! Mira-De repente el sofá donde los 4 estábamos sentados empezó a elevarse del suelo y alcanzó una altura lo suficientemente alta como para romperse un brazo o una pierna. Nos bajó lentamente-.


Dentro de mi había una fuerza la cual desconocía, me asustaba tanto... ¿Que era lo que me pasaba? Era fantástico, si, pero a la vez me horrorizaba, no podía hacer daño a alguien, no me lo perdonaría.
De repente la vista se me nubló y noté como mi cuerpo caía desplomado al suelo, después no sentí nada.
Empecé a visualizar una imagen borrosa, poco a poco se fue enfocando hasta mostrarme a Natalia, tumbada en una camilla y con dos bebés encima. En sus pulseras ponía Diana y Christian, el pequeño tenía los mismos ojos que su madre, pero eran verdes como los de su padre. La niña tenia los ojos de su padre, al igual que el color, los dos me sonrieron y la vista se volvió a nublar.
-¡Clara!-Lucas me cogió por la espalda y sonrió al verme abrir los ojos, al momento ya estaba totalmente bien- ¿Estas bien?
Me levanté de un salto y abracé a los papás de esas dos criaturas, les pillé sorprendidos.
-¡LOS HE VISTO!
-¡¿A quien?!-Dijeron a la vez.
-¡A Diana y Christian!
Los dos se miraron y se abrazaron corriendo.
-¡Te dije que al final se llamaría Christian!-Natalia estaba tan emocionada que lloraba-¿Y como son? ¿Guapos?
-Son preciosos-Dije con una sonrisa cálida mientras que ellos dos se volvían a abrazar-.
Pasaron más de 3 horas y todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones.
Lucas se metió al a ducha mientras que yo me tumbé en la cama en ropa interior, como echaba de menos aquella cama, era tan blanda. De pronto noté como alguien respiraba en mi oído y me daba un beso en el cuello.
-Quiero uno-Dijo Lucas mientras me hacía girar para mirarle a los ojos-.
-¿Un qué?
-Un hijo.